Entrevista en Rockdelux n.º 115 (enero 1995)

Rockdelux n.º 115

Entrevista reportaje realizada por Roberto Kool’zine para Rockdelux en su número 115, editado en enero del ’95. El disco Moor room fue elegido disco del año ’94 por esa publicacion, motivo de la entrevista. Es un repaso general a su carrera. Los comentarios a los discos están firmados por Blas Fernández.

***

CANCER MOON. Veneno en la piel.

La historia de la música ofrece muy pocas oportunidades de conocer y valorar –en el momento adecuado- grupos imprescindibles, antes de que el malditismo y el paso del tiempo los consuman. “Moor Room” es la tercer demostración –irrefutable: disco del año- de un dúo que se resiste a la erosión.

“No, yo no me siento pionero de nada. Siempre he hecho lo que tenía que hacer; lo que me gustaba hacer. Que hayamos sido los primeros o los segundos me da igual, lo que realmente me importa es hacer lo que siento».

Con estas palabras responde Jose Anitua al exponerle la importancia que Cancer Moon ha tenido para la nueva generación noise que hoy dia florece en cada rincon de la peninsula. Y es que es bien cierto que, años atrás, cuando el solo hecho de imaginar un germen de escena  independiente resultaba algo lejano y ficticio, grupos como Los Bichos, La Secta o Cancer Moon confirmaron las credenciales de una identidad ruidosa autóctona e independiente; un nuevo pozo de ideas del que mas tarde muchos se aprovecharían, pero que no ha supuesto reconocimiento alguno -por parte del publico, que a fin de cuentas es el que manda- para con sus creadores. ¿Injusto? Jose tiene su propia teoria.

«De lo que se trata es de, siempre que puedas, dar con el mismo clavo en la misma pared. Asi, si sigues y sigues y sigues, lo conseguiras. Siempre he creido en eso. Pienso que ofrecemos calidad y, a la larga, la calidad funciona. Igual ‘Moor Room’ de primeras no vendes mucho, pero llegara a vender, porque creo que es muy buen disco». Toda una leccion de principios y perseverancia. No en vano, si hay algo de lo que Cancer Moon puede presumir es de ser uno de los pocos grupos estatales que permanece en constante ebullicion de ideas y, lo mas importante, con una serie de referencias mas o menos intuibles, elaborar una obra que coge de todos y no debe nada a nadie. Posiblemente esa sea su mayor -y no precisamente unica- baza: ser poseedores de un sonido unico, brillante… Propio. ¿No es precisamente eso lo que falta -como apuntaba Xavier Cervantes
en el RDL 112- en la independencia española? Personalidad, ideas… CANCIONES, en todo el sentido de la palabra. Jose no se muerde la lengua a la hora de cuestionarse ante tanto barullo y tan pocos resultados tangibles. «Hay una avalancha enorme de grupos y el publico esta volcado con ellos. Para mi, lo que les falta a todas estas bandas es sentido; el sentido de saber por que estan haciendo lo que estan haciendo. Yo creo que no lo saben, ¿no? Hay muchos grupos que estan haciendo lo mismo fuera, pero tienen un montón de referencias anteriores que esta
gente simplemente desprecia. Eso no se puede hacer, la esencia de todo esta ahi. Tu le puedes dar tu punto de vista, incluso sacar algo nuevo, pero tienes que apoyarte en algo sobre lo que trabajar, sino…» . Y duda un momento para, al rato, sentenciar: «Hay gente que tiene tanto o mas veneno que Sonic Youth, y lo que echo en falta en estos grupos nuevos es veneno». Punto. Era pertinente -y necesario- que Cancer Moon se explayara sobre un asunto que les ha perjudicado mas de lo que se puede suponer. La necesaria revalida al publico supuestamente indie. Ese que rebosa en un concierto de The Breeders en The Revolver Club y, al mes siguiente, apenas deja con veinte personas a Cancer Moon en la sala El Sol de Madrid.

Partamos de un principio. Tras los numerosos proyectos del duo vasco por separado (Primitivos, Los Raros, Jugos de Otros…) e incluso alguna pequeña incursion en el hardcore americano (La Tercera en Discordia), Yon Zamarripa y Jose Anitua unen sus fuerzas para formar Cancer Moon, creando asi una complicidad que permanecera inquebrantable hasta la fecha. «Hunted By The Snake» (90) es el primer album del grupo editado por el polemico subsello Polar. Si, ese que perteneciendo a una discografica llena de exitos dejo practicamente en paños menores a Vancouvers, The Del Hoyo y, claro esta, Cancer Moon. Demasiadas expectativas de ventas con un grupo tan «dificil» de vender. «Una compañia que factura con los ‘Max-Mix’, discos de platino, etc., al ver que no funcionan las ventas, se echa atras. Se habian creado demasiadas expectativas con el subsello y, ademas, este tampoco funciono muy bien; hubo problemas con la gente que lo dirigia… Aquello se quedo un poco descabezado. Nosotros lo sufrimos porque no solo se negaron a grabarnos el segundo disco como constaba en el acuerdo, sino que encima no nos dieron la carta de libertad y querian vender nuestro contrato». Por estos mismos motivos, Cancer Moon ha decidido llevar a Polar a los tribunales, a los que se tienen que presentar al dia siguiente de hacer
esta entrevista. «Es que encima no nos pagaron ‘royalties’, excepto del primer trimestre. Entonces ya es cuando decidimos llevarlos a juicio. Ademas, nos perjudico muchisimo el hecho de estar año y medio parados». Dejando a un lado problemas legales, «Hunted By The Snake» resulto ser el oasis que muchos estaban esperando, vista la sequía que asolaba el panorama musical español de entonces. Un album imaginativo, peligroso y arriesgado a manos llenas. ¿La pre-era del ‘Spanish noise’? ¿El año 0 de la cruzada ruidista que mas tarde invadiría el país? Ante todo, una nueva etapa dentro del estado del rock patrio y uno de los pocos discos exportables facturados aquí en su dia.

«El primer disco esta bien. Veo que Ie faltan cosas, pero tiene… tiene mucha garra ese disco, es muy mordaz, y me sigue gustando».

Leccion aprendida y un nuevo paso. Munster es la nueva discográfica que los acoge para lanzar su segundo LP, «Flock, Colibri, Oil» (92). Un álbum distinto que despista en cuanto a la concepción que todos teniamos de Cancer Moon. «El segundo disco tambien esta bien, pero podria haber sido mucho mejor. Las canciones son buenas, pero la producción es practicamente inexistente. Tuvimos poquisimo tiempo para grabarlo; cuatro dias entre grabacion y mezclas. Una pequeña locura. Casi nos volvemos locos nosotros y tambien el tecnico. No es que no estemos contentos; el sonido no es malo, sino un poco uniforme, y en cuanto al sonido de guitarras, en principio tendría que haber sido mucho mas variado. Hubiera realzado las canciones. Lo que pasa es que si el disco ha funcionado y a la gente le ha gustado es porque las canciones estan bien». De acuerdo, pero «bien» no es el adjetivo correcto. «Flock, Colibri, Oil» es ese segundo disco que esperas como
una digna continuacion del anterior, quiza con alguna sorpresa o algun pequeño cambio que justifique su razon de ser, pero siempre acorde a los postulados sembrados por su predecesor. Nada mas lejos de la realidad. Si bien se establece una linea de similitud con la construcción de algunos de los temas de «Hunted By The Snake», el resto escapa de obviedades para toparnos
con un trabajo mucho mas variado: rico en matices, generoso en arreglos y sobrado de (enormes) canciones. Certeros cortes rock de efecto inmediato como «Solution (Mooncycle)», desbordadas atmósferas cuidadosamente tejidas («White Sky»), la agilidad rítmica de «Smokers» y la enervante
intensidad de «Stocks» son meritos mas que suficientes para que «Flock, Colibri, Oil» se convierta en uno de los discos claves de ese ano repleto de discos claves que resulto ser el 92.

Las relaciones con Munster comienzan a flojear. Finalmente perecen ante la supuesta indiferencia del sello. «Empezamos a tener problemas con ellos. Hubo ya un momento en el que Munster, sin ni siquiera hablar con nosotros, dijo por ahi que nosotros ya no estabamos en el sello». Pero, por suerte, la sangre no ha llegado al río y las cosas empiezan a estabilizarse. «Hemos vuelto a entablar relaciones con ellos y, bueno, parece que por fin las cosas se van solucionando».

Radiation es la encargada de publicar su tercer y ¿decisivo? tercer album. «Moor Room» (94) es el presente de Cancer Moon y su realidad mas reciente. Una impecable produccion, cuidada hasta el mas minimo detalle, envuelve los contenidos de un disco para escuchar, para sentir, para  desguazar cancion por cancion, para llorar y tambien para reir. Su umbral sonoro cada vez es mas inmenso, su capacidad de subyugarte, enorme, y las sensaciones que te transmite, infinitas. Consiguen aunar en un mismo soporte sensibilidad e intensidad y, sobre todo, los temas de «Moor Room», ya sean ruidosos, fragiles, violentos o hipnoticos, desembocan en un punto en comun: visceralidad.

Canciones como «I’m Head Down», «Wolf Of Cool», la inaudita lucidez de «Stone Of Head» («es una canción que no se parece a ningun otro grupo y que abre una nueva puerta a nuestro sonido»),
«Risin»‘ o «Blue Sky» son la confirmacion de Cancer Moon como la propuesta mas seria dentro de nuestras fronteras, con la suficiente credibilidad y talento para salir fuera de ellas. ¿EI disco de -odiosa palabreja- madurez, o simplemente una vuelta de tuerca mas a su infrenable evolucion?
«Yo creo que es una vuelta de tuerca mas, o sea, no se si yo madurare algún día (risas). Yo creo que este disco cierra una etapa… y que abre otra distinta». Todo esto se complementa con una intrigante (y preciosa) portada. «Viene a titulo del disco. Queríamos algo que tuviera esa connotación de un espacio un poco extraño, un poco musgoso y un poco… sucio, de alguna
manera». La musica de Cancer Moon también es así  extraña, musgosa, sucia… ¿oscura? «Hay de todo; hay oscuridad y hay luz, unas veces intensidad, otras veces laxitud, anticlimax…». Quiza sea eso lo que les impide llegar a un publico mas amplio: la densidad de unos temas que, a oídos
no acostumbrados, pueden resultar en demasía pesados. «Desde luego nuestras canciones son para que gusten. Y no una vez, sino muchas. Hay discos que me gustan mucho en una primera escucha y que luego van perdiendo su interés  Lo que es evidente en un principio, luego pierde todo su misterio. Creo que todos nuestros discos requieren repetidas escuchas para apreciarlos en toda su complejidad».

Hablar con Jose es un ejercicio agradable y placentero. Se muestra nervioso, intranquilo, como si tuviera prisa, pero a la vez procura mantenerse elocuente y sincero. A veces parece inseguro; sin embargo, no teme contestar a ninguna pregunta y, cuando crees que esta acorralado y atisbas cierta ansiedad en sus gestos, responde, escueto, sonríe y parece confiar en que lo que ha dicho ha sido lo suficientemente convincente para no tener que volver a repetirlo. El y Yon forman equipo desde hace mas de media década y la compenetración es total. Un tandem al que ya es muy difícil que alguien llegue a acceder. «Empezamos nosotros solos y cualquier persona que se quiera integrar tiene en contra seis anos de trabajo. Una serie de puntos en común que ya son tácitos». Respecto a los músicos que van y vienen, «las canciones cambian en función de con quien las hagamos. Al meter mas gente siempre van a dar su punto de vista. Si vemos a alguien armónico a nuestro proyecto, le dejamos vía libre, pero es muy difícil encontrar gente armónica.  De todas maneras, es un proyecto abierto; abierto a colaboraciones». Lo próximo que van a hacer es editar un compacto en Radiation con el contenido de las cintas «TV Tapes», que salieron a la venta, hace escasos dos años, via Munster. «Las cintas son cosas hechas en casa, en cuatro pistas. En un estudio es muy difícil conseguir el ‘feeling’ que puedes pillar en casa y, sobre todo, el ‘feeling’ que puedes pillar en un momento determinado; el momento en que las cosas son puras y las ideas realmente acaban de salir. Es cuando tienen su mayor sentido».

A raíz del concierto en El Sol, y a modo de curiosidad personal, Jose opina que «fue falta de promoción mas que otra cosa. De todas formas, peor para ellos. Siempre que actúo intento llegar al corazón de las canciones, venga la gente que venga. Lo único que necesito es estar a gusto en el escenario. Me es indiferente que tenga un equipo estéreo maravilloso o un simple juego de voces. Si quieren venir a vernos, bienvenidos sean; pero, por favor, que no hagan ‘stage-diving'».

“Hunted By The Snake”

(Polar, 1990)

Recuerdo que lo pense entonces. Y hoy, casi cinco años después, sigo opinando lo mismo; «Hunted By The Snake» fue el punto de fuga del rock nacional; la confirmación de que se abría una nueva etapa; la certeza de que había grupos en nuestro underground que podían medirse con los de fuera y salir airosos. Hubo precedentes que nos pusieron sobre aviso -The Pantano Boas, Los Bichos-, pero con el por entonces trío bilbaino la cuestion quedaba definitivamente clara. De “Ramblin’» al surco sinfin de «Voice of the Sax» -al “I Need Somebody» de Iggy Pop en la versión CD-, Anitua, Zamarripa y Suinaga facturaban un disco arrebatador, preñado de electricidad,  melodía y canciones mayusculas. Desavenencias posteriores con el productor, Jaime Gonzalo Gonzalo, les llevaron a declarar que no estaban muy de acuerdo con el sonido; yo ahora no puedo imaginármelo de otra manera. Noise, psicodelia, garage, blues terminal y textos herméticos… esta serpiente acababa devorándote sin remedio (y con un gusto enorme).

«Flock, Colibri, Oil»

(Munster, 1992)

Tras no pocos, y serios, problemas con su anterior discografica y apareciendo ya como dúo con musicos de apoyo, Yon y Josetxo desembarcan en Munster. ‘»Flock, Colibri, Oil» reparte nueve canciones entre la «Welfare Recording Side» y la «War Against Smoke Side», la primera la
abre «Solution (Mooncycle)», una pieza robusta cuyo estribillo cae como aceite hirviendo y en cuyo esquema, rapido y contundente, entran tambien «Have You Seen It?», «Smokers» y ‘Whole World» (puro hardcore en descomposición). En «Ink» y «Folks», Zamarripa teje densas y diversas capas de guitarra sobre las que Anitua, del susurro al grito, impone la melodía. «Indians» es el corte que remite a sus excitantes experimentos con el cuatro pistas; «folks» y «White Sky», temas de largo desarrollo con verdaderas tormentas creciendo y estallando en su interior. Hermoso, magistral e imprescindible, el segundo de la «luna en cancer» no solo confirma expectativas: las colma y ademas nos predispone con inquietud a su continuación.

«Moor Room»

(Radiation, 1994)

Van por el tercero y no hacen sino superarse. El dúo carcinoma hace fácil lo difícil  conseguir con «Moor Room» ir todavía un paso mas allá. Las canciones de su hasta ahora ultima entrega -confío no tener que esperar un par de años hasta la próxima- equilibran experiencia y una inspiración a prueba de baches. Siguen haciendo uso lúcido de la distorsión  pero limpian su sonido. Abren varios frentes y en todos salen victoriosos: el sonido liquido de «Stone Of Head”, las descargas
rápidas y precisas de «Girls Hangin’ Round», «Sweet, Sweet Cake», «Stupid Pumpgirl» e «In A Hurry», la herencia experimental en «Risin»‘, esas canciones absolutas que son «I’m Head Down», «Caster» o «Lie»… «Moor Room» resulta un disco brillante, en el que el concepto «madurez» cobra su verdadero significado y situa a Cancer Hoon muy, muy por encima de la media. Ajenos a etiquetas y «movidillas» bobaliconas, Yon Zamarripa y Jose Anitua cierran con este trabajo una trilogía de LPs que, por derecho propio y no por hipervaloraciones de ingenuos entusiastas, tarde o temprano figuraran como algunos de los mejores discos en la historia del rock español. Y
que sigan así por muchos años.

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