Entrevista en Devórame (junio 1990)

El 1 de junio de 1990 el suplemento Devórame de El Diario Vasco publicaba esta interesante entrevista redactada de Sergio G. Cruzado, en la cual repasa la temprana trayectoria del grupo y, en un aparte, analiza el LP de debut. Jon hace referencia a algunas ideas que tenían establecidas previamente a su fichaje por Polar, como la distribución underground de sus propias cintas (concepto al que volverían sucesivamente).

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Cancer Moon, rock en las venas

Este dúo bilbo-eibartarra se presenta junto a Los Bichos como la punta de lanza de imaginación guitarrera en Euskadi y, probablemente, del Estado. Sus gustos, por simple referencia, pasan por gente como La Secta, La Perrera, Stooges, Velvet o Sonic Youth, en cuyo concierto de Gasteiz decidieron fraguar el proyecto Cancer Moon. Su historial lo reparten entre un álbum grabado en un sello catalán, varios recopilatorios, la distribución de parte de su trabajo por canales undergrounds internacionales y una fuerte puesta en escena reforzada por tres conocidos músicos guipuzcoanos. Los Cancer Moon son, ante todo, un grupo con raíces.

Provienen de dispares formaciones, conectadas únicamente en su pasión guitarrera y un afán de buscar raíces en su música, motivos suficientes para provocar un amor a primera vista entre el dúo. Jon Zamarripa, por ejemplo, participó en Los Primitivos, un grupo imprescindible en el desarrollo de la música local en Bilbo; en Gazte Hilak, junto a componentes de MCD, y más recientemente, en Los Extraños y Los Raros, con los que grabó un LP para Discos Suicidas. Josetxo Anitua ya lo había demostrado en La Tercera en Discordia y Jugos de Otros, desplegando sus rasgadas voces y taquicárdica personalidad en una puesta en escena de gestos tortuosos y esquizofrénicos, algo inusual en la música local. Llevado a Bilbo por sus estudios de empresariales, el contacto con Jon fue un hecho. El Muga, Cubil o Gaueko, bares imprescindibles en los recorridos de los musiqueros del Casco Viejo, iban a ser algunos de los marcos de sus encuentros.

Desde entonces, todo ha ido muy rápido para los Cancer Moon. Primero grabaron una maqueta de sonido cavernoso en casa de Jon, donde a trancas y barrancas, dejaban oír muestras de canciones undergrounds cargadas de originalidad y salvajismo guitarrero. El título era significativo: 12 errores de cirugía en estéreo. Pronto levantaron rumores sobre la creación de una interesante banda y, enseguida, grabaron un LP con una extraña casa catalana llamada Polar, que luego resultó ser un subsello de Mad Mix, una gente que, aburrida de sacar productos de discoteca, abre sus miras a Las Flores del Mal, los Bombarderos, importaciones de los Primitivos y cómo no, a los Cancer Moon.

La Prensa, por su parte, les ha ensalzado. Por ello, la presentación en directo en el Gaueko trajo numerosa expectación, y, según cuentan las malas lenguas, debió de gustar. Parece que con nueva formación, reconvertidos en quinteto en vivo con José (ex Matrona), Jesús (ex La Tercera en Discordia) y Joni (ex Klabelin Komik), la Luna en Cáncer ha cobrado solidez y vida. Ahora sólo cabe esperar sus evoluciones.

Manufacturados y undergrounds

Una cita nos llevó hasta el Museo de Bellas Artes de Bilbo con el dúo ideólogo de este rock cancerígeno. Para paliar su tumor, eligieron tumbarse en el césped del parque rodeados de margaritas. Lo tienen claro, saben lo que quieren y hasta dónde pueden llegar con esta historia. Todo empezó, y continúa, como pura diversión, en sus ratos libres, donde buscan sonidos diferentes y no se cortan a la hora de grabar guitarras al revés o ralentizadas.

Empezásteis con los Cancer como un grupo paralelo a los vuestros, ¿no?

—Sí, en un principio no teníamos ni idea de que fuésemos a dejar a los grupos. Yo fui el primero que pensó en dejar a Los Raros. Hubo problemas y, al final, no había ningún estímulo, ya ni iba a ensayar. Quería avanzar y anchar un poco las miras, y en Los Raros, siempre nos tirábamos meses con cada canción.

De repente sacáis una maqueta y todo empieza a ir rápido.

—No fue tan de repente. Cuando tuvimos una serie de canciones que nos gustaban, decidimos hacerlas. Encontrar a un batería no nos costó demasiado. Luego la mandamos a unas quince casas, hicimos promoción por revistas y en el extranjero, porque la maqueta nos la planteábamos para que saliera a la vez por todo el mundo. Reivindicábamos el derecho de hacer algo totalmente manufacturado, sin necesidad de ir a un estudio y dejarnos doscientas mil pelas y poder sacarlo por canales undergrounds en todas partes.

Entonces, lo vuestro tira por lo underground.

—Sí, es que tontos no somos y sabemos que nuestra música no es mayoritaria. Simplemente, veíamos que hay un circuito underground lo suficientemente grande para que tuviera cabida.

—Lo de la casa de discos parece extraño o, por lo menos, apenas lo conocía nadie, ya que se estrenaron con vosotros.

—Mad Mix es la independiente más grande de España. De todas maneras, hay otras casas que son independientes, pero que no tienen nada que ofrecer. Nos quedamos en esta parte porque nos daba garantías: la distribución parece que va a estar bastante bien, lo van a editar en Suiza y Japón, hay contactos con independientes anglosajonas…

¿Tuvisteis más ofertas?

—Sí, de Record Runner. Fue el primero que mostró cierto interés, pero pasamos de él porque los de Polar se volcaron.

He leído que tenéis quejas de Jaime Gonzalo, el productor, en algunos temas.

—Más que en algún tema, nos mosqueamos en las mezclas. El tío había grabado mucho más y lo podía haber matizado. Sacó algunas guitarras, no todas, y fue una mezcla un poco chapucera. La de Cruella habia quedado en remezclarla y no apareció. Además, la queremos recuperar para un recopilatorio que va a editar Romilar-D.

¿Vais a participar en otros álbumes?

—Sí, también va a salir un disco del programa de TVE El Salero y luego el fanzine-single que va a sacar Juancar (un conocido e inquieto barman de El Muga) y que nos hemos enterado que se va a distribuir en EE.UU. y Australia, al igual que el single de La Secta.

Llegados a este punto, dirigimos nuestra conversación hacia los directos: la necesidad de contar con un técnico fijo, la importancia de su estado anímico, la mayor moldeabilidad de las letras en inglés… y su curriculum.

—Hemos tocado en el Gaueko, en Orduña, el gaztetxe de Bilbo y en Sevilla teloneando a Died Pretty.

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El primer lienzo

Cancer Moon: Hunted By The Snake (Polar)

Además de ser un astrólogo frustrado, de ahí el nombre del grupo, Jon Zamarripa es un todoterreno con los pinceles y los colores. Si el diseño de la lujosa doble carpeta es suyo, no es menos cierto que posee capacidad para crear con su guitarra diferentes temperaturas musicales, transportar densas atmósferas a la psicodelia o encauzar el rock and roll a base de pinceladas. La cavernícola voz de Josetxo Anitua se suma para encauzar a los Cancer Moon con total credibilidad.

Hunted By The Snake es un derroche de originalidad. Fácilmente a considerar como un buen álbum de debut, sólo de una excesiva Iinealidad sonora achacable a lo apresurado de la grabación y producción; no se han sabido aprovechar todas las ideas y matices. Por lo demás, las obsesiones en los textos, sobre lujuria femenina, elucubraciones urbanas o esquizofrenias vitales, pueblan los surcos de las once canciones, en un intento de no quedarse en los conocidos esquemas del arquetipo comercial del rock estatal, y volver la vista a bandas como Sonic Youth, Joy División (en Tell me the secret) o revolver con originalidad los clásicos acordes de rock and roll (Feedback) the Iron Nedd (sic). Similitudes con los mejores primeros temas de Psychedelic Furs (Call It Fear) o acercamientos al folk distorsionado (Yellow Telephone) completan algunas de las líneas trazadas en este Hunted By The Snake, primer lienzo sonoro de los Cancer Moon.

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