Pablo Cabeza cubría para Egin la publicación de The worst around en esta nota periodística publicada en enero de 1991.
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Las diasporas rokeras de la escena local
En un mismo elepé Los Bichos, Cáncer Moon, La Perrera y La Secta
Repuesto de la crisis del petróleo de 1973, el mercado discográflco lleva una recuperación secular especialmente brillante a lo largo de la década de los 80. Decenio que vio nacer a centenares de sellos independientes, así como ser testigo del derrumbe de otros tantos.
El último lustro ha sido intenso, en especial para nuestra escena local. Con decenas de formaciones que debutaron discográficamente. Con el rok en lo más alto del mástil, con las formas del spray tiñendo el aire, el sonido. Con el pop —en líneas generales más comercial y con mayores salidas— postrado ante el empuje de los acordes claveteados. Tanto fue así que las bandas de pop debieron de buscar su destino en Madrid, y sin ni siquiera pasar por el trámite de las independientes locales. Este fue el caso de Duncan Dhu, La Dama Se Esconde, Dinamita Pa Los Pollos, Frisco Jenny, Aventuras de Kirlian, Los Ojos de Carmen, Punta Galea… O bandas duras como Angeles del Infierno.
Nuestros sellos independientes se ocuparon del mayor número posible de bandas grabables y orientadas hacia el rock fuerte, simple y directo. No obstante, un buen número de nombres asimismo rokeros, se quedaron fuera del inventario al basar sus mensajes, musical u oral, en formas o ideas no asentadas entre nosotros. También estos últimos debieron de buscarse el puñado de vida al calor de otras tierras o al frío de la propia. La eclosión no les tuvo en cuenta porque, sencillamente, el incipiente mercado no podía asimilarles. Demasiadas asignaturas pendientes. Así, bandas como La Jesse James Band, Piskerra, UTM, Shelyak… debieron de plastificar con sellos independientes catalanes. Con otra tanda preparada para seguir los mismos pasos: Kalean, Platero y Tú, Rabia, Soziedad Alkoholika, General Lee…
Es decir, que el nivel cultural ha tomado nuevas formas, abriéndose a nuevos conjuros, a otros riesgos; pero todavía con las limitaciones propias de una vida tan intensa como corta. Es por ello que bandas como las que integran «The Worst Around»: Los Bichos, Cancer Moon, La Secta y La Perrera, pertenecen, aún, al universo exterior, salvo el capricho de Oihuka con Los Bichos.
Romilar-D
Las cuatro bandas, junto con otro número considerable de formaciones que aún no han avanzado tanto, o no han tenido la suerte de cara, forman una generalidad con código rokero propio. Un lenguaje que tan sólo es asimilado por pequeños grupos de opinión y escasos seguidores. Son bandas de culto que sobreviven mientras dura la ilusión, o mientras no dependan de sus canciones para vivir.
De otra parte, subsisten discográficamente a cuenta del beneficio de la suma de esos pequeños y múltiples grupos de apoyo esparcidos por la península; así como por el esfuerzo personal de empresarios que mezclan trabajo, placer e ilusión. Jóvenes cargados de idealismo, crecidos bajo los mejores sonidos del pop o del rok, gentes que han dado la espalda a la música comercial, a las fórmulas; aunque cada vez dependen más de ellas para dar a conocer a sus artistas, ante la aniquilación paulatina de espacios radiofónicos donde dirigirse. ¡Qué tragedia! En realidad, el apoyo más fuerte pará su subsistencia se encuentra en la prensa: revistas especializadas, fanzines o suplementos como éste.
Juan Hermida es el perfecto devoto de sus creencias musicales. Un muchacho crecido bajo el poder de la elección. Un joven que creó Romillard D, primero para mitigar sus ansias, después para convertirlo en una empresa rentable y, finalmente, para equivocarse. Paradójicamente es gracias a desbarres como el presentado, que nuestro entorno musical contiene aún elementos de pasión, motivos para mantener el esfuerzo, luz.
Romillard D., sello independiente madrileño, lanza su mirada hacia Euskadi. Busca el resplandor entre los sonidos que por formación le motivan. Los encuentra, de momento, en cuatro formaciones: Los Bichos, de Burlata, Nafarroa; Cancer Moon, de Bilbo, La Secta, de Bilbo y La Perrera, de Donostia. Todas las bandas con material discográfico en sellos ajenos a Romillar D., pero sellos que han consentido en ceder sus artistas para la presente recopilación. Nace en consecuencia un elepé de capricho, un 33 triturado hasta el pensamiento final. Es como un hijo propio crecido en útero ajeno.
No es mi propósito hablar de las bandas, me resulta imposible reducirlas a unos párrafos. Cada una tiene o tendrá en breve sus respectivos elepés en solitario, ése será el momento. Pero sería una temeridad, a la par que una injusticia impensable, no resaltar el apasionante trabajo de conjunto.
Míralo como un álbum unívoco o acaso como un compilatorio. Míralo como desees, pero escúchalo. En ese refugio se encuentra, en buena medida, el trabajo rokero, sin ser el único, más excitante y sólido del momento. Puro enfrentamiento entre la fuerza y la imaginación. La raíz rokera y sus diferentes ramas. No, no son el futuro porque a nadie le corresponde tamaño peso. No, tampoco son la alternativa. Sólo son parte esencial de lo que debiera ser la música total. Cuatro en «The Worst Around», un disco erguido desde Madrid y elevado por el trabajo de esos músicos forjados en Euskadi, a golpe de desesperación, divertimento, contrariedad y esperanza.
Quizá no sean parte de tus gustos, aún; quizá te parezcan descastados; pero sí son, las cuatro bandas, parte del inevitable y pequeño futuro próximo. Album testigo, a su manera, de una época, de un momento, sinceramente imprescindible.