Reseña de ‘Hunted by the Snake’ en ‘Rockdelux’ n.º 63 (abril 1990)

Rockdelux n.º 63 (abril 1990)

En Rockdelux era Santi Carrillo, director de la revista, quien se encargaba de reseñar el primer LP de Cancer Moon en abril de aquel 1990:

CANCER MOON
«Hunted By The Snake»
Polar

Bienvenidos a la puesta de largo del spanish white noise. Cancer Moon —tal y como pronostica Blas Fernández— podría ser el punto de fuga más importante de la tensión-rock manufacturada hasta ahora en España. Detrás de ellos está Jaime Gonzalo a la co-producción, verdadero talismán para una corriente malvada que, iniciada en Desechables y continuada con la notable saga Orgullo de España —Pantano Boas a la cabeza—, desemboca en la nueva década en los bilbaínos Cancer Moon, reconfortante propuesta autóctona de densa envergadura y contundente resultado final.

Si 1989 fue el año de Los Bichos, 1990 pertenece ya a Cancer Moon, sólo que forzando el registro, la palpitación y el ruido. Trío carcinoma compuesto por Jon Zamarripa (guitarra, bajo y órgano), Jesús Suinaga (batería) y José Anítua (voz), los once temas de éste su disco de debut consiguen esa rara intensidad que persiguen los grupos de iniciativa raw y proceder abrasivo y que muy pocas veces saben definir con el grado de tensión que aquí se desarrolla. Detroit, Australia o Suecia podrían estar aquí al lado. La pared rítmica —a la que se añade el refuerzo de un segundo bajo— golpea directamente al estómago; el cable eléctrico de la guitarra cabalga en busca de una salida al laberinto de convulsión y temor que produce el sonido de un rock compacto y triturador. La originalidad de la propuesta radica en asumir hasta las últimas consecuencias la no-ruptura de un rock previsible en su formato pero estruendosamente reconfortante en sus vapuleos, los cuales son controlados al milímetro en un alarde de dominio sobre la masa de volumen creada. Es cierto, pocos grupos nacionales han sabido interpretar con tanto rigor la polución de un noise temerario en apariencia pero formalmente convencional: no es más que la válida trastienda de un garage rebelde y furioso, no es hardcore terminal, pero apunta alto y fuerte: perversidad lírica, noción de batalla, vocación arty y predisposición salvaje. Sobra, quizá, el poso siniestrillo que se esconde en algunos pasajes o recortes vocales. Cancer Moon: una propuesta a investigar en directo.

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