Excelente artículo de Pablo Cabeza que analiza Hunted by the snake y reconstruye la historia de Cancer Moon desde sus inicios hasta el momento, acuñando quizás el sobrenombre de «las cinco jotas» que se adjuntó a esa primera formación de Cancer Moon en directo: Josetxo, Yon, Jesús, José (Izcue) y Johny (Kontrol):
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Los almendros ya no están solos, Cancer Moon.
La mayoría de comentaristas suelen percibir en este tipo de discos sonidos tormentosos, retortijones de tripas, torturas subliminales, guitarras asesinas… Y éste parece ser el camino que lleva «Hunted by the snake». Mas en tal caso, nosotros debemos de tener una única y diferente copia del debú discográfico de Cancer Moon, banda entre Bilbo y Eibar, porque sólo encontramos una sugerente y atractiva ilusión sonora. Esto no es un vómito gravitado sobre sí mismo, esto no es un tramo lisérgico necesaria y obligatoriamente; «Hunted by the snake» es el cauteloso y desahogado desenlace de once canciones nacidas para ser amadas piel sobre piel, con sencillez.
Cancer Moon nació en Bilbo con la pausa de quienes corren sin prisa. Primero las charlas tentadas por la noche, las esquinas, los codazos, los watios, los tragos, las inquietudes comunes. Las viejas calles del Casco Viejo siguiendo los pasos de Jon Zamarripa, héroe de la calma, y Josetxo Anitua, antítesis. Después la travesura de unos ensayos en casa de Jon, trabajando sobre un magnetófono de dos pistas.
El otoño del 88 va dejando un suelo cargado de tonos; la mayoría de ellos serán aprovechados con rebeldía y creación por Josetxo, una voz seductora, y Jon, desbordante en imaginación a la guitarra. Transcurre el tiempo y las ideas zurcidas en la mente pasan por la probeta invernal. Cancer Moon fagocita su propio entorno y se acerca con la primavera a su primera maketa. Por aquel instante Jon simultanea su guitarra con Los Raros, banda que agonizaba con desangelada lentitud senil, Josetxo dejando muy atrás sus primeras experiencias con La Tercera en Discordia y recuperando una parte del alma de «Jugos de Otros», ampolla sonora que no llegó a explotar por diversas razones que se escapan a la intención de esta página. Al dúo llega la tercera jota Jesús Suinaga.
Jesús es un viejo conocido de Josetxo, tiempos de La Tercera en Discordia. El tercer frente pronto se embadurna del olor Cancer Moon; en breve Jesús, primero fue una invitación para parchear sobre esos doce sueños sonoros, denotaría brillo en la mirada cada vez que alguien descubre que él también es un Cancer Moon. Entre los tres reordenan las partículas magnéticas de una cinta sorprendida y agotada de tanto viaje, a la razón y a la inversa, por entre una cabeza de cuatro pistas. Son demasiadas horas de trabajo, ninguna aparición en público y están enfermos de convencimiento. «12 Mistakes», grabada en abril, se pone a la venta en junio del 89, descongestionando la situación. Aquello suena oscuro, casi trágico, aunque más por el medio que por el propósito. Hoy esa cinta es la expresión underground de quienes no apartan el romanticismo de sus actos. Hoy esa cinta, tras el paso por los estudios Enrique Lindo de Barcelona, es «Hunted by the snake» y nos sentimos felices, tanto porque Cancer Moon nacen entre nosotros, tanto porque como músicos y como personas han crecido en inquietud, en voluntad… Son la respuesta que uno necesita para sentirse tan fuerte como el primer día, tan activo como la primera mañana de tecla.
Imposible Records les tentó adelantándose a los demás, Romillar D (sic) nos reconoce con humildad que lamenta profundamente haber dejado escapar a Cancer Moon, Polar Records, subsidiaria catalana de Max Mix, finalmente, en un juego efectivo y afortunado, se los lleva. Para el disco se acompañan de Edu Basterretxea, quien se aprende las líneas del bajo en menos de una semana; pero con talento no tiene tanta gracia. Del resultado final no salen absolutamente contentos: una queja brota de sus ojos, pero debe de ser el coraje, la fuerza religiosa que une las páginas de Cancer Moon. «Hunted by the snake» podría haber sido de otra manera, es probable, pero tal y como está el sabor de su miel me tiene pegado el hocico, sobrealimentado.
El año pasado Los Bichos colorearon el espacio con un spray cromático y original, en este 90 Cancer Moon abren un nuevo universo hacia esa cima imaginaria. No se trata de decir que son los mejores, que otros álbumes no están a su altura; no se trata ni de rangos ni de escalones, menos aún de comparar lo incomparable. Es sólo parcelar el tiempo entre los que musican con acierto, muchos ya en este país, pero dentro de unos esquemas habituales, y los que cruzan la orilla en busca de un paisaje menos retratado, más exuberante. Unos y otros pueden llegar a conquistarte, a arrancarte pasión, pero no de la misma manera ni con los mismos sentimientos. Llegarán, ya están, otros trabajos tan positivos como el de Cancer Moon, incluso más terrenales, pero ninguno, posiblemente, tan avanzado, tan internacional como «Hunted by the snake». Un álbum que no siente la penumbra de cualquier otro elepé nacido en Seatle, Washington, Londres, Nueva York, o Berlín. Un trabajo botado tras el drenaje de nombres como Neil Young, Swans, Spacemen 3, Velvet, Church, Feelies… Referencias que sólo deben de ser tomadas como indicios de lo que te puedes encontrar en el álbum presente.
En la actualidad Cancer Moon son, además de los tres señalados, José, ex Matrona Impúdica y ex Jugos de Otros, al bajo, y Johnny Control, ez Klabelin Komic, a la guitarra rítmica. Las cinco jotas reventaron Plástic, justo una viñeta de lo que puede ser el futuro cercano. «Hunted by the snake» se despide desde el fondo del escenario. Sus capas secundarias no tienen fin. Martilleo fundamentalista desde los parches, voces y guitarras sin cesar en sus matices, es una lujuria, lo mismo por la melodía, tanto por la cólera, el estallido. Los almendros ya no están solos, a su lado tienen una humilde obra maestra.