Entrevista aparecida a finales de septiembre de 1988 en el periódico municipal Bilbao.
Si bien los primeros compases están centrados en la actualidad ―el reciente cambio de nombre de Los Extraños a Los Raros, la proximidad del lanzamiento de su primer LP―, la conversación pronto comienza a gravitar en torno a Zamarripa, mostrándonos quizá el retrato más personal de cuantos hemos encontrado en la hemeroteca. En él nos encontramos breves pinceladas sobre su familia, sus primeros contactos con la guitarra o sus inquietudes extramusicales. También incluye un escueto recuento de sus bandas anteriores, deslizándose algún que otro nombre poco divulgado.
Parece probable que en el momento de publicarse el texto, Yon, recién cumplidos los 27 años, aún no supiera que su trayectoria como músico iba a dar un importante vuelco al cabo de pocos días, tras un concierto de Sonic Youth en The End…
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JON ZAMARRIPA,
el «extraño» guitarrista
«Ahora habrá que cambiar toda la literatura sobre los Extraños». Quien así habla es Jon Zamarripa, el «extraño» guitarrista de los «Raros». El cambio de nombre obedece a problemas legales. Otro grupo de la península utiliza la misma acepción («Extraños en la Noche», según parece) y lo tienen registrado. Permítaseme que utilice por última vez y como presentación el término antiguo. Porque, en realidad, Jon Zamarripa es desde el día que tocaron en la Aste Nagusia el «raro» guitarrista. Quizás hubiera sido más sensato haber elegido una ligera variación fonética que no buscar un sinónimo, a no ser que se pretenda conservar la fidelidad del significado. Y parece que no. «Tampoco existe mucha conciencia de extrañeza o rareza, no pesamos que seamos nada especiales, es un nombre más, como otros grupos se han llamado «Los Burros» (hoy «El Último de la Fila») u otros nombres así. Tampoco creo que haya una conciencia de identificación [del] nombre con cualidades o cosas en común del grupo. Ha salido ese como podía haber salido los Extrañados, los Extragos o los Extragnos».
Los ahora «Raros» habían logrado, con el nombre de los «Extraños», una reputación única entre los grupos de rock de Bilbao. Sólo «Doctor Deseo» o los «Primitivos», alcanzaron antes ese status de grupo de culto con proyección en todo el Estado. Es decir, excelentes críticas por parte de todos los medios serios y un buen puñado de fieles seguidores incondicionales. Y dentro de escasos días los «Raros» publicarán su primer elepé como tal. Con la denominación de origen incluyeron un par de temas en las recopilaciones «Hemendik» (EITB) y «Musikusi» (Centro País Vasco TVE), además del premio de la crítica y un tercer puesto en el concurso de «Anaconda».
Generalizaciones de Coca-Cola
Cuatro son los «Raros». Jon (guitarra y voz), Félix (bajo), Jorge (teclas) y Charlie (batería). Arantxa también quiere ser una chica «rara» y ha colocado su violoncelo en la grabación del disco. Como fundador del grupo, y no sé si por algo más, Jon es el más extraño-raro de todos. O quizás el más esotérico. Empezó Sociología y Derecho, «aunque parece que me voy a dedicar a otros campos», pero también estudió por libre quiromancia y astrología. «Siempre me han interesado. Son extrañas en nuestra sociedad, pero en otras sociedades no lo son tanto. Tenemos que tener en cuenta que estamos marcados por nuestra cultura, lo que para nosotros es tabú para otros pueblos es algo normal, y viceversa. Existen muchas generalizaciones de Coca-Cola, que no están pensadas con mucha lógica».
Pero su principal leit-motiv es la musica. Una afición precoz. A los cinco años ya sintió interés por la guitarra y poco después empezó a tocar. «Pero luego mi hermana quiso dar clases y me dejo de enrollar la idea porque se pasaba todo el día tocando y a mí me daba dolor de cabeza y decidí dejarlo para ver si ella se bajaba del carro. A los ocho años me regalaron un órgano pequeño de viento*, de los de antes, me gustó y empecé a practicar. En mi casa siempre se ha oído musica. Mi madre toca muy bien el acordeón y tengo una tía monja que toca el órgano. Me gusta que existan esos precedentes. Todas las generaciones anteriores a mí tenían bastante cultura musical que he heredado. La música era un elemento común. Yo he intentado practicarla también un poco como escape a esta sociedad tan cuadriculada».
La realidad confirmada
«Primitivos», «Test», «Gazte Hilak», e incluso anteriores como «Lechuza Automática», «Malo Trato» y algún que otro grupo fantasma sirvieron de aprendizaje y sobre todo de confirmación de una realidad que comenzó casi en broma. Los grupos de verdad deben ser algo mas que una reunión de cuadrilla de amigos. «Al principio no encontraba gente para formar un grupo y me lo inventé, pero acabó existiendo. Que haya un poco de diferencia y distancia entre los miembros puede ser bueno porque hay un control más estricto y no se pasan tantas cosas por alto. Hay que darse cuenta que en un grupo hay que currar mucho, meter horas y estar al loro de lo que pasa. La música es muy difícil, no es cosa de dos días. Está bien tocar en un grupo porque al estar en contacto con otras personas es mas fácil recargar las ideas».
Jon siente la escena. Se siente bien sobre la tarima y no quiere irse sin contarlo. «Me gusta mucho actuar, me encuentro muy a gusto, sobre todo cuando me sale bien y veo que la gente reacciona y responde. Lo difícil es llegar al público y poder meterles en vara. Pero una vez que has llegado, creo que es increíble estar encima de un escenario. Es magnífico».
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(*) Es posible que ese mismo órgano de viento sea el que suena en «X member», de Hunted by the snake.
Moonage Tubercle
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ACTUALIZACIÓN. Jerry nos ha enviado este comentario con anécdotas de la entrevista:
Esa entrevista se la hice a Jon en el salón de la casa de sus padres, que estaba al lado del parque [Doña Casilda]. Serían como las 5 de la tarde y había quedado también con el fotógrafo del periódico para que retratase a Jon. El caso es que cuando llega Luis con su cámara, Jon le dice que no quería que le hiciera la foto en ese momento, que volviese como dos horas más tarde, porque se tenía que bañar y preparar. Como conocía a Jon de bastantes años atrás no me resultaba ninguna sorpresa su salida, pero a la vez me moría de risa por dentro por su «extraño» comportamiento, y por otro lado me agobiaba la situación de Luis, que lógicamente no entendía lo que allí estaba ocurriendo. Con Luis tenía cierta confianza, porque trabajaba con él también en La Gaceta del Norte, y recuerdo que era un muy buen tipo y muy responsable. Pero es que llovía sobre mojado, porque poco antes, habíamos quedado en el barrio de Serantes de Santurtzi para fotografiar a Josu Eskorbuto y creo que a su familia (esta vez era probablemente para La Gaceta). En aquella ocasión, y tras un buen rato jugando a la máquina de petacos con Josu y Jualma con la más absoluta parsimonia, (y Luis atónito) subimos a la casa de los padres de Josu, que estaba encarando ya la ladera del monte. Tengo un vago recuerdo de la reacción de Luis, pero debió ser algo así como: «menudos elementos entrevistas y a menuda gente me haces fotografiar…!!!». Hoy, querido Luis, aquellas fotos son históricas. Jajajajajaj…
Jerry Corral